Al comienzo de su trayectoria practic� el dibujo del natural en un estilo m�s bien tradicional.M�s adelante pas� a pintar luminosos paisajes de C�rcega y de la Costa Azul, dej�ndose llevar por los aires impresionistas de la �poca, y practic� espor�dicamente el puntillismo o divisionismo.
Lujo, calma y voluptuosidad (1904- Centre Georges Pompidou)
Pronto abandona el puntillismo en favor de la exaltaci�n del color y del sentimiento propios del fauvismo.
Su obra causa un gran impacto en el Salon de Oto�o de 1905, debido a la sabia saturaci�n de los colores chillones.
La raya verde (Retrato de Madame Matisse) (1905-Statens Museum for Kunst, Copenhagen)
La construcci�n con el color, la supresi�n de detalles y la simplificaci�n formal dominaban sus cuadros con gran audacia y seguridad. Matisse dibuja con el color, que es el que da entidad a la pintura pudiendo desempe�ar el papel de dibujo, de perspectiva y de sombra de vol�menes. En su obra hay alegr�a, paz y serenidad, es un arte amable, apacible, es un camino hacia la profundidad de s� mismo.
La alegr�a de vivir (1906-Fundaci�n Barnes, Merion, PA)
A partir de 1907 su estilo se hizo m�s definido. Mediante zonas de color diferenciadas, tradujo la forma de los objetos y el espacio existente entre ellos, adem�s de introducir arabescos y crear un ritmo caracter�stico en sus cuadros. Su uso del color fue de una gran sensualidad, aunque siempre muy controlada por una met�dica organizaci�n estructural. Otro de sus rasgos peculiares es la sensaci�n de bidimensionalidad, en los que la ilusi�n de profundidad queda anulada mediante el uso de la misma intensidad crom�tica en elementos que aparecen en primer o en �ltimo plano.
La habitaci�n roja (Armon�a en rojo) (1908-Hermitage)
En 1909 recibe del coleccionista ruso Schukin el encargo de pintar dos grandes paneles: La m�sica y La danza
Volumen y ritmo se conjugan armoniosamente. Usa tres colores para imprimir movimiento a los bailarines que parecen flotar con ritmo.
La danza I (1910-MOMA, NY)
La danza II (1910-Hermitage)
La m�sica (1910-Hermitage)
En 1911 viaja a Mosc� para instalar los paneles en casa de Schukin y conoce los iconos y las artes decorativas bizantinas.
El Estudio Rojo
Destaca la simplicidad del colorido. La superficie del cuadro es mate y plana y representa el estudio del artista.
En 1912 y 1913 viaj� a Marruecos, donde la luz le inspir� cuadros sobre paisajes mediterr�neos de gran colorido.
El Jard�n Marroqu� (1912, MOMA, NY)
Su contacto, en 1914 con Juan Gris puede ser el origen de ciertos escarcelos cubistas.
Los marroqu�es (1916-MOMA, NY)
Hacia 1917 se instal� en Niza, conoci� a Renoir, y su estilo se hizo m�s sutil. Comienza en su obra una etapa de intimismo, con interiores, desnudos, odaliscas y naturalezas muertas como temas predominantes. Produjo en este per�odo algunas de sus obras m�s c�lebres, como Ventana en Niza y la serie de las Odaliscas, donde queda claramente plasmado el gusto de Matisse por la ornamentaci�n y el uso de arabescos.
Odalisca con pantalones rojos (1921-Centre Georges Pompidou)
El encargo de 1930 de Alfred J. Barnes para pintar un gran mural decorativo en Merion, PA, permiti� a Matisse recuperar el hilo de su aspiraci�n decorativa, que ya hab�a rayado en una gran altura con La danza de Mosc�. No es casual que el tema elegido volviera a ser el mismo.
Los papeles coloreados con gouache y recortados protagonizan los �ltimos diez a�os de la vida del pintor, a partir de las ilustraciones para el libro "Jazz" (1943-1946). Este procedimiento le permit�a literalmente "dibujar con las tijeras con objeto de asociar la l�nea al color, el contorno a la superficie", culminando as� esa idea del cuadro como s�ntesis que gobierna la obra de Matisse desde cuarenta a�os antes.
Jazz-El payaso (1943)
Jazz-El lanzador de cuchillos (1947)
En 1950 decor� la Capilla del Rosario de los dominicos de Vence, en la obra que mejor expone su tendencia simplificadora hacia formas m�s planas.
Tanto los papeles recortados como los trabajos para la capilla los realiz� una Matisse ya anciano y enfermo, obligado a trabajar a menudo desde la cama. La intensidad de estas obras no desmerece, sin embargo, de las de la juventud.
Matisse realiz� asimismo un gran n�mero de dibujos a pluma e ilustraciones para escritores como Mallarm� y Joyce. En cuanto a sus grabados, el n�mero de piezas alcanza las quinientas, entre litograf�as, aguafuertes y xilograf�as. Tambi�n esculpi� en bronce y colabor� escribiendo art�culos para distintas revistas especializadas.
En 1963 se abri� en Niza en Museo Matisse, que re�ne una parte de su obra.
